Relato 199
“Ya lo decía mi abuela: “Para todo hay que valer”.
Se refería la mujer a que en esta Vida serán muchos los lugares que visitaremos y muy variopintos los puestos que ocuparemos.
Para todos... hay que saber.
Pues yo, he confesar y confieso que para algunos... No sé.
No valgo, no estoy hecha, no soy apta o soy inepta, en cuanto a rendiciones se refiere, (puntualizo).
He caído tanto como tú o no, no lo sé, pero muchas veces, sí.
He caído estrepitosamente, alarmantemente, brutalmente, por abismos, en línea recta o rompiendo curvas por la centrífuga, a solas, con gente, por abismos, acantilados, desiertos, bosques... he naufragado en mares sin agua y el río seco de mi Andarax, y por más que lo hago...
No valgo para rendirme. No sé.
Siento... “que no va conmigo”, no es de mi estirpe, incompatible con mi esencia, materia viva en “pro” de mejorar. Siempre.
Tengo un gen rebelde, a contracorriente, extremadamente obstinado, excesivamente testarudo, que rompe estadísticas, único, digno de estudio,
incontrolable e inadaptable a una vida quieta.
Con más ganas que yo misma.
Por eso nunca, nunca me deja rendirme.
Ni en las peores.
No lo permite, no lo contempla, no lo autoriza...
No descansa, no desconecta, siempre hay algo nuevo en qué pensar, en qué mejorar... Es mi Sino... Pa’ lante...”
No hay comentarios:
Publicar un comentario