Relato 64
Es un reflejo,
Es un espejismo,
Es un puñetero Abismo, por donde debes caer...
Acudí a su llamada y se derrumbó nada más verme.
No daba crédito.
No podía creerlo, su cuerpo se aferraba al mío en un llanto de desconsuelo.
Su belleza se perdía en ese mar de lágrimas y sus brazos se agarraban a mí.
Tan alto, tan guapo, tan Hombre ... y tan sensible.
Los Hombres también lloran.
Partían nuestras vidas desde la misma base.
Estábamos hechos de la misma materia pero con pequeños matices diferentes.
Éramos iguales en esencia.
Sus miedos y sus inseguridades eran las mías, en otro cuerpo, con otra mente.
Sus miedos y sus inseguridades eran las mías, en otro cuerpo, con otra mente.
Pero idénticas en origen y consecuencia.
El Sol de aquella mañana no calentaba ese corazón inquieto y confundido
por lo incontrolable de las emociones.
Apenas podía hablar, las palabras se ahogaban en el nudo de su garganta
y yo buscaba una frase para alegrarle el día.
Me veía en la necesidad de ayudarle.
No había calma para ese mar bravío desatado por lo desconocido.
Así que empecé a hablar, a contarle mi historia.
No encontré otra manera de empatizar...
y poco a poco hablando del pasado herido ... llegamos al Hoy.
Nos desnudamos,
pero ese desnudo que da más miedo que el cuerpo vestido solamente con piel.
Nos desnudamos en Alma,
a corazón abierto, como si fuéramos cirujanos en el quirófano de la Vida...
Nos vaciamos para poder llenarnos de otro aliento de Vida.
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