Relato 52,
Este patio de Vecinas que hoy me ve llorar, ayer nos escuchaba gritar.
El grito desgarrador del fin… ayer, apenas unas horas hace.
El rencor vivo en cada palabra dinamizó el “nosotros” dejando heridas por toda la habitación, golpes en el corazón, llantos en mi cabeza y sangre en el alma...
Arrasó como lava ardiente quemando mi piel.
Mis manos gastadas de arallar tu mente obtusa,
hoy reposan cansadas y encalladas de luchar por lo que no pudo ser.
El último aliento de vida lo malgastamos librando una batalla más… enfermos de idiotez, de egoísmo y un exceso de desconfianza de manual de psiquiatría.
Se avecina un otoño silencioso, de arrepentimiento y saturación de orgullo. Lo sé, lo sabemos...
También sé que nunca entendiste nada y que seguirás ajeno a mí.
Inconsciente de mi realidad. Inmerso en la tuya. Siempre ausente para mí, yo en tu lista de pendientes...
Hemos regalado un gran revuelo a este entumecido portal. Oigo cuchicheos a mi paso y algún despistado me confirma que hablan de nosotros, cuando sin percatarse de mi presencia dice : “esta parece definitiva…”
Deduzco que te vieron salir con las maletas, tus cuadros y tu maldito televisor…
Probablemente estén comparando los decibelios de nuestros desencuentros,
de la barbarie que hemos hecho con el respeto y la dignidad...
Ha sido un asesinato a los derechos humanos, al civismo y a la educación recibida.
Antes de salir a la calle, alguien me detiene sujetando mi brazo.
Es la vecina del tercero, en un alarde de humanidad y empatía, me habla mirándome a los ojos: “Eso no es Vida Guapa, Cuídate”.
Me quedo muda, es la primera vez que me habla, pero puedo sentir su corazón en cada sílaba.
Me lo dice preocupada y por un momento veo en ella a mi madre, a la tuya, a todas las mujeres adultas que desaprobarían esta situación..
Titubeando le doy las gracias y salgo de allí recomponiendo mi cuerpo y fingiendo una entereza que he perdido. Demasiado aturdida para una buena actuación, lo mío nunca fue interpretar.
Al menos hoy...no.
Al menos hoy...no.
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