Relato 270
He visto en sus ojos la tristeza de quien se rinde a la evidencia, se entrega a la realidad y comienza a aceptar que cualquier pasado fue mejor.
He visto en sus ojos el poso de desgaste que deja la derrota,
los músculos doloridos del fracasado intento,
y lo amargo de un final tan inhóspito como desolador.
He visto en sus ojos la pena de no volver a mirarse con los ojos de ayer,
con los ojos del amor,
los ojos de quienes se amaron y tocaron la gloria;
se refleja en su iris el dolor hundido en el pecho de quien da por finalizado lo que un día creyó eterno.
El frío del final es tan gélido que no se puede obviar,
bien puede ser agosto,
que igualmente hiela.
Lo he visto en sus ojos,
porque un día fueron los míos.
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