lunes, 12 de octubre de 2020

Relato 256



Relato256


Hemos tejido momentos inolvidables con el hilo del buen amor, 

la risa que relativiza todos los males y la confianza del que está, siempre. 

Inquebrantable. Sin duda.

He llorado mis miedos más inconfesos, aquellos nacidos en la vulnerabilidad del que arriesga y pierde, aquellos que sin ser derrota se viven como tragedia y para mi calma me ha brindado su escucha atenta, paciente y libre de juicio.

Siempre he encontrado en sus abrazos el bálsamo de cura a todos mis trozos rotos e imperfectos, como si sus brazos portaran el agua salada que cicatriza, 

la del mismo mar de que me vio crecer.

Como si lo hubiéramos firmado en piedra o la genética nos vinculara, lo nuestro es eterno e inalterable.

Gracias , querido Alberto,  por tanto y por siempre.

Reencuentros. 

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