martes, 16 de junio de 2020

Relato 245




Relato 245

He mirado a través de mi ventana y he podido ser testigo de un derrumbe emocional.


Los tiempos del confinamiento me han hecho mirar en lugares que jamás habría pensado, que jamás habría querido y que nunca quise ver.


La ventana más indiscreta y su claridad me hacen testigo del derrumbe, y tratándose de índole emocional no puedo reprimir la flotación

de mi lado más empático.


Apaga la radio y apaga el mundo ahí fuera.

Es incapaz de abandonar el vehículo, 

se atrinchera en su particluar burbuja de hierro y cristal, su aislante de tiempo de espacio reducido.

Su particular cápsula interestelar, 

viajando a años luz,

tan lejos que no se alcanza, 

tan cerca que está perdido.


Quieto, cauto y cautivo entre sus escombros.

Mudo. 

Lo ausente de su mirada confirma la lejanía de su reconstrucción. ¿Quién no ha parado alguna vez y no ha querido seguir?


Le he visto a él y me he visto a mí, 

en otras tantas y no tan lejos, 

te desmoronas a pedacitos, 

trozo a trozo, 

a tiras de piel te deshaces y 

mientras, te vacías a lágrima.

Nadie ha podido medir lo mucho de ti que contiene una gota de lágrima de sal.


Más tarde, en el proceso de restauración hallarás la belleza de renovarte, 

de reconstituirte, de reformarte...

Y así... en bucle... Todas las que hagan falta.

-De reformas y demás-

No hay comentarios:

Publicar un comentario