Y si el tiempo...

Si le hubiéramos regalado tiempo, 

un instante, un momento...

si hubiéramos estudiado las consecuencias ... 

¿habría vida en aquello que hoy yace muerto?

Impera la omnipresente duda, típica de toda toma de decisiones; 

la curiosidad por saber ¿qué habría pasado de haber elegido otra opción?; 

el maldito “y si” que corroe y entristece cuando ves convertido en secarral el vergel que tantas alegrías te brindó, 

aquel lugar de “cura de llanto” que ahora es más llanto que cura...

Y llegada la etapa de tener tiempo...

llega tarde. 

¡Qué paradoja!

Entonces recuerdo a Neruda y sus versos más tristes: “Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos”

Será, Madre, que todo lo no esperado a ratos nos supera y otras nos molesta?