Relato 204
“Discretamente asoma en mi mano izquierda y a much@s les pasa inadvertido el mensaje.
Nacido en las horas sin pulso e inspirado en la angustia de la pérdida, en la ausencia de quien no volverá y en el vacío inconmensurable que dejó.
Ya no explico nada.
Aún recuerdo la última vez que intenté no colisionar con un irrefrenable y doloroso futuro inmediato.
Recuerdo que a gritos le imploré verdades que hicieron temblar el firmamento .
Verdades que eran mis miedos a una vez más... partir.
El mismo eclipse de aquella noche bien parecía una confabulación con mi mala suerte.
Ni haciendo el miedo aparecer mis lágrimas me creyó.
Sólo entendió mi discurso en el silencio de mi ausencia, como una estela latente a mi anterior verborrea.
Ahí aprendí a callar.
De mis innegociables,
de mis principios,
por mas pesares que pesen...
siempre me iré de aquellos lugares que no me hagan feliz, que no me permitan crecer o limiten (mi) Ser
Siempre.
Ella se fue.
Mucho más que una frase,
mucho más que un tatuaje.”
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