Relato 176
“Al final encontró la razón que sustentó todo su miedo, desde que le conocí se empeñó en que aquel sería su final y no paró hasta que lo consiguió.
Por más que batallé y me desgasté en hacerle ver que otra realidad sería posible...no hay nada que pueda luchar
contra el convencimiento absoluto
de que algo sucederá.
Así fue, obcecado en su triste y “predestinada” partida,
finalmente le di la razón. Ganó.
A mí se me agotaron las ganas y la voz de gritarle y hacerle ver que no veía por ser Ciego, sino por No querer ver.
Venció su terquedad, su miedo y la peculiaridad de su background.
No me dejó llegar donde nadie o pocos habían llegado.
Aunque siendo honesta,
creo que sí llegué y por eso me apartó.
Había traspasado los límites permitidos,
había buceado en su mar de miedos, ahondado en sus inseguridades,
todo ello sin permiso alguno,
sin su permiso, por mi osada empatía.
Bien sabe Dios que me abrasé la piel y el alma en el intento de cambiar
Así fue, obcecado en su triste y “predestinada” partida,
finalmente le di la razón. Ganó.
A mí se me agotaron las ganas y la voz de gritarle y hacerle ver que no veía por ser Ciego, sino por No querer ver.
Venció su terquedad, su miedo y la peculiaridad de su background.
No me dejó llegar donde nadie o pocos habían llegado.
Aunque siendo honesta,
creo que sí llegué y por eso me apartó.
Había traspasado los límites permitidos,
había buceado en su mar de miedos, ahondado en sus inseguridades,
todo ello sin permiso alguno,
sin su permiso, por mi osada empatía.
Bien sabe Dios que me abrasé la piel y el alma en el intento de cambiar
lo que según él ... ya estaba escrito.
Si su deseo del miedo podía más que su deseo de avanzar, yo...
no podía más que dejarle.
En mi último intento de salvarle me detuve,
Si su deseo del miedo podía más que su deseo de avanzar, yo...
no podía más que dejarle.
En mi último intento de salvarle me detuve,
y entendí que aceptar quienes somos es un gran principio.”
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