Relato 133
Cuando La Verdad es sinónimo de desinterés, carencia o indiferencia
difícilmente se puede disimular.
Se tapa Un día, se cubre Dos,
se adorna Tres, se disfraza Cuatro, se puede ocultar Cinco...
pero finalmente... Emerge.
La Verdad es como el agua, es la fuerza bravía de una inundación;
es el Amazonas buscando el Atlántico;
son las cataratas de la sinceridad, sonoras y destructoras en la fuerza de su caída;
es tu intuición materializada en la Naturaleza;
es el Cosmos o el puto Universo diciéndote que sí,
que te equivocaste y no hay vuelta atrás; es el Génesis de tu Sanación.
Inunda, invade, moja y empapa...
podrías disimular que tu atuendo ligeramente es salpicado.
Pero nunca podrás obviar su calado de huesos, el frío de Alma que deja,
ni la anestesia estanca en tu mirada,
o la involución de espectro en que te convierte a su paso.
No escaparás...
la verás allá donde mires,
allá donde escuches,
allá donde pongas atención...
estará allí, haciéndose notar...
Donde antes había Dudas,
ahora hay Claridad, Certeza, ni rastro de Ambigüedad...
Te lo dijeron Todos y a Nadie quisite escuchar...
Siempre estuvo ahí, pero no siempre se está preparado para Ver.
Ánimo Amig@,
asumir la Verdad es sólo de Valientes.
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