Relato 98

Relato 98

"No me dijo nada, pero en sus ojos pude leer lo que su boca guardaba.

Los pesares del tiempo habían dejado su huella, 

habían cubierto de gris oscuro 

lo que hace años habría sido un verde esperanza.

Y allí, en mitad de la Nada,
porque no existía nada más

que nuestros ojos hambrientos de saber quién era el otro,
donde lo que se habla carece de sentido
y se entiende lo que se sabe mirar...
nos desnudamos.

Desnudos de lo metafísico,
que engachan más que el
buen sexo,
en el desnudo incómodo de verte y sentirte frágil, 

e incluso vulnerable...
curamos nuestras heridas.
Hay lenguajes que no entienden de palabras."