Relato 38
En ese camino, sin ni siquiera quererlo, encontró el motor para llegar a ese nuevo “Ser”, mas leal y mas real a su propia esencia...
Estudió cada miedo, cada inseguridad, cada carencia, cada necesidad... con una minuciosidad distintiva de laboratorio.
Viajó a su insconciente para conocer la fuente de donde emana cada sentimiento, cada emoción...
Comprendió el deterioro de los zapatos prestados y entendió que fueron lo mejor…
Perdonó…y eliminó cualquier atisbo de rencor como parte de su renacer.
Lo hizo como el acto más egoísta, pensar en ella, único medio para salvarse.
Lo hizo para empatizar con quién, en silencio, pedía a gritos una oportunidad.
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