Relato 29,
Se sumió en una ola de dolor y no hubo perdón alguno que le valiera...
Se juntaron los océanos cada eclipse lunar implorando al cielo un ángel,
un ángel que con su vuelo trajera de vuelta su hermosa sonrisa, sus ganas y hasta su ser…
Pero la apatía permanecía,
Se refugió en libros, libros y seguía llenando las horas con libros...
Fue tal su distancia, que aquella habitación bien parecía estar en una galaxia paralela.
Los dos, ambos heridos, cada uno con su dolor... aguantaban la tormenta.
A veces, ella se dejaba ver...
A veces, él intentaba querer...
Permanecieron tiempos sin medida cada uno en su iglú...
Con la llegada de las flores... se intuía una esperanza en el olor a azahar,
No se sabe si eran sus ganas heridas de un nuevo comienzo o la melancolía de lo que fue...
Cuando el Amor ha dolido, duele abandonar la batalla...
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